¿Por qué elegir plantas nativas?

Costa Rica es un pequeño país centroamericano con una diversidad biológica impresionantemente alta, y es gracias al esfuerzo de muchas personas que hoy podemos gozar de un sistema de áreas protegidas que protege cerca del 25% del territorio costarricense y una red de reservas privadas en variadas áreas del país que apoyan los esfuerzos por conservar nuestro patrimonio natural y promueven el desarrollo de comunidades.

Sumado a las áreas silvestres protegidas, los paisajes alterados como campos agrícolas o potreros (mediante el uso de cercas vivas, cortinas rompevientos, mantenimiento de fragmentos de bosque, charral, árboles para sombra y protección de bosques ribereños, etc) y áreas en asentamientos humanos (parques, jardines, patios, aceras, techos verdes, etc.), también pueden posicionarse como importantes sitios que contribuyan a la conservación de la vida silvestre. Sin embargo, cuando miramos con detalle cuáles plantas están siendo usadas en los viveros comerciales, jardines de casas, hoteles, parques, entre otros, notamos que la mayoría de plantas usadas en nuestro país son exóticas. ¿Cómo es que en un país con más de 11.000 plantas vasculares nativas tremendamente hermosas, seguimos teniendo nuestros jardines y espacios llenos de plantas introducidas?

Pero, ¿Cuál es la diferencia entre una planta nativa y una planta exótica?

Las plantas nativas se puede definir como las especies que viven de forma natural en un determinado lugar, o sea, que se piensa que se originaron o llegaron naturalmente a este lugar sin intervención humana. Por otro lado, las especies exóticas son especies propias de otras regiones que han sido introducidas principalmente por incidencia humana (tanto de manera voluntaria como accidental) a un lugar fuera de su distribución nativa.

A pesar de que en nuestro país existen muchas plantas exóticas que se consideran muy importantes para el ser humano por su uso alimenticio, medicinal, cultural, entre otros, algunas plantas exóticas, pueden llegar a convertirse en invasoras y representar un grave problema ambiental en el momento que comienzan a proliferar, esparcerse y persistir, deteriorando los ecosistemas naturales y compitiendo con las especies nativas.

Heliconia wagneriana (Nativa) vs Musa velutina (Exótica e invasora)

Las plantas invasoras pueden causar alteraciones en las dinámicas de los ecosistemas locales como:

  • Desplazamiento de la flora local por competencia por recursos o por cambiar las condiciones ambientales en dónde crecen. Esto a su vez se puede ver reflejado en efectos dañinos a las poblaciones de fauna nativa.

Independientemente si contás con una pequeña terraza con macetas o un terreno de varias hectáreas, te invitamos a que te unás al cambio y comencés a incluir flora nativa en tus espacios. Muchas veces basta con solo dejar que crezcan varias plantas que naturalmente van apareciendo o hacer el ejercicio de recolectar semillas o sacar hijos de un tacotal, charral u orilla de camino cercano.

Desde hermosos bejucos y herbáceas, hasta tupidos arbustos o árboles frondosos, los espacios con flora nativa traen muchísimos beneficios para el ambiente y los seres humanos como:

  • Aumentan la complejidad florística del paisaje.
  • Provee de recursos y hábitat a una gran cantidad de especies.
  • Crea espacios diversos y entretenidos para que personas curiosas se recreen observando la naturaleza.
  • Las plantas nativas requieren menos uso de agua, recursos y mantenimiento general.
  • Reduce el desprendimiento del suelo y, por ende, la erosión.
  • Aumenta la infiltración de agua en el suelo.
  • Mejora la calidad y estructura del suelo.
  • Rescata el valor cultural de las plantas realmente autóctonas de una región.

Por último queremos dejar claro que, de ninguna manera promovemos la extracción de plantas nativas de los bosques o áreas silvestres protegidas para llevarlas a nuestros jardines o casas, y sí incentivar por un lado la protección de hábitats muchas veces infravalorados (por ejemplo, charrales y tacotales) como importantes remantentes de biodiversidad y, por otro lado, el estudio de cómo reproducir sosteniblemente plantas nativas a través de viveros regionales que beneficien a las comunidades y a la naturaleza aumentando la oferta de plantas nativas con potencial ornamental.

¡Siembra plantas, cosecha felicidad!